jueves, 9 de junio de 2011

Por la C de conciliación no me viene nada…

Siento llevar unos días abandonado el blog. Desde que soy una suiza integrada, con trabajo y cuenta en el banco, no doy pie con bola. Pero aunque sea en breves líneas, quiero romper el mito de la conciliación en Centroeuropa.. si.. quiero romperlo.

Recuerdo el OHHHHHHHH sonoro que salía de la boca de mis queridas amigas cuando les contaba mi horario: flexible, de 8 a 5, media hora arriba, media hora abajo. Yo también lo hice, lo confieso.

Levantarse a las 7 no cuesta, a mí me recuerda a la merecida jornada reducida de verano, que hacías un esfuerzo porque a las 3 estabas en casa. Primer mito caído: aquí a las 3 sigues tecleando, y no paras hasta pasadas unas horitas…. Llueva, truene o se inunde la ciudad. El trabajo dignifica, tatuado en mi piel (incluido los viernes).

Primera pausa: a las 12. A comer. A meterme algo rapidito entre pecho y espalda. Tengo que reconocer que esto me gusta. En vez de la tostadita de las 11, esperas un poco más y te zampas algo rico. Claro, aquí el menú cuesta un mínimo 20 euros, y no incluye vino con gaseosa, sólo un plato…. Agua del grifo y gracias. Si Zapatero se enterara del precio del café…. Flipaba. Mínimo 4 euricos del ala. Ummmmm. Yo me lo puedo permitir una vez en semana. Y ya. Por eso, está muy desarrollada la cultura del tupper. Así que me vengo a trabajar a una de las economías más desarrolladas del mundo mundial, para acabar comiendo de tupper frente al ordenador… ummmm. Segundo mito caído. Se me olvidaba, la máquina de café.. por supuesto, Nesspreso, pero para empresas. Cada uno tienes sus capsulas planas, que no venden en tienda, sino en la recepción de la oficina. -A precio amigo. Desconozco si eso ya está implantado en España, si no, al tiempo.

Ahora, la tarde. Es cierto que es mucho más productiva, gracias a comer antes. De verdad. No te entra ese sopor horrible a las 4, te entra a las 2, y como estás desconcertada con el cambio de horario, del susto, se te pasa. Más de algún graciosillo se me ha acercado alguna vez con la bromilla de “ahora, la siesta, no?”. A lo que se le responde: que, ahora a ordeñar la vaca, no? Ya que nos ponemos con estereotipos….

Y llega la hora de salida. Las 5 ó 5.30. El primer día me frotaba las manos. Me imaginaba a mí misma dando un paseo por el centro, haciendo compras, mirando zapatos, no sé, esas cosas que se hacían en Madrid cuando salidas pronto. PUES NO. Tercer mito caído: las tiendas cierran a las 6! Y los sábados, a las 5! El Súper barato de mi barrio cierra a las 6 y el caro, a las 7. Y casi nunca llego a antes de las 6, por tanto, las perricas que te has ahorrado comiendo de tupper, me las gasto en el súper caro. Ummmm. Llega a casa, recoge, haz la cena (se cena sobre las 7.30 como tarde, claro, comiendo a las 12 estamos que nos comemos las puertas). ¿Y a que hora ponen las series de moda, ese “prime time”? ¡A las 8! Ale! ¡Así que siempre me pierdo todo! Total, que ahora son las 11 y ya estoy tarde para el camastro.

Y eso que no tenemos niños!!!! Porque veo a las madres que van con la lengua fuera. Pufff, que estrés que horror. ¡Vivan mis plantas!

Y fuera bromas. De lo que si que estoy encantada es que desde que estoy trabajando aquí, no he oído ni una sola vez un grito, ni una falta de respeto, NADA. Las cosas se dicen directas, con educación y con respeto. Por eso, siendo así,  recomiendo aceptar  la T de tupper, y ya se encontrará la C de conciliación organizándose mejor.

jueves, 2 de junio de 2011

¿Casualidad o premonición?

Esta noche nos ha pasado una historia rarísima. Ayer nos fuimos tarde a la cama (11.30, alegría…). Y después de caer como un tronco, tuve una pesadilla de esas que quieres levantarte y no puedes… Quería levantarme a cerrar la puerta porque me daba la impresión de que no la habíamos cerrado con llave. Había soñado que intentaban entrar en casa a robar. (Chorradamen por un tuben porque si no nos pasó nada en el Bronx zuriqués, aquí menos). Pero no se cómo, sonámbula me levanté, y cerré (efectivamente, nos la habíamos dejado abierta).

Pues bien. Hoy a las 7.30 nos han desperado unos gritos en la calle de atrás. He de decir que esta calle parece de juguete, como si fuera un decorado de película. Será por el silencio y la limpieza que hay. En circunstancias normales, es decir en Madrid y en castellano, me habría levantado a cotillear rauda y veloz. En circunstancias reales, es decir en Zürich y en suizo alemán, no. No me llama. Pero a suizomajetón, sí.



Total, que había dos lecheras de la policía en el portal, tres chicos (dos tenían pinta regulines) y el tercero, ¡mi vecino! Un chico encantador universitario, así surfero snowboarder yeah power, siempre muy educado y correcto. Los policías suizos click de famobil (es que llevan el kit completo y la lechera es blanca, solo les falta la caja y ale, pa la jugueteria) estaban apuntando algo y los dos chicos defendiéndose. ¿Y que decían? Ah…. Misterio. Algo de un móvil, algo de facebook (¿¿¿¿¿¡¡¡¡¡*****XXX!!!!). Suizomajetón intentó hacer de traductor pero no llegaba la trompetilla. Yo por mucho que me esforzaba, tampoco. En España tendría la oreja sangrando de tanto pegarla al gotelé para escuchar hasta el último aliento. Pero aquí esa curiosidad ha bajado enteros. No les entiendo. Y a esas horas, un día de fiesta, menos.



Así que, a falta de historia real, hemos empezado a inventarnos la nuestra (esto también es muy español, así no me voy a adaptar nunca…). ¿Habrán intentado entrar en casa a robar? ¿Habrán asaltado al vecino? ¿Son colegas del vecino? Pero el vecino, ¿no era tan majo? Ummm…. ¡Menos mal que cerré la puerta!